"Los hombres y pueblos en decadencia
viven acordándose de dónde vienen;
los hombres geniales y pueblos fuertes
sólo necesitan saber a dónde van.”
José Ingenieros
De adolescente había adquirido un libro que venía en conjunto con un cassette, ¿se acuerdan de esos artefactos? En él se hablaba del tiempo, y cuando escuché el concepto del “tiempo”, primero no lo acepté, pero con el paso del tiempo le he encontrado el significado. “el tiempo no existe” decía la voz del cassette. “el tiempo es una invención del hombre. El tiempo no existe, repetía. Los que transcurrimos somos nosotros. Los seres humanos”.
Mis reflexiones desde entonces se han ido modificando. Y como dice Machado en su poema cantado por Serrat, “todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar. Pasar haciendo caminos. Caminos sobre la mar”.
Cuando yo me vaya todo seguirá igual, algunos tal vez lloren, algunos quizá me recuerden, pero con el paso del tiempo me olvidarán. Es la ley de la vida. Diría yo, es la ley de la muerte. Seguirá habiendo mañanas, tardes y noches. Secuencia lógica, cierta. Interminable. Días que comenzarán la vida con nuevos bríos. Tardes hermosas, noches nostálgicas, tristes o alegres, porque en las noches es cuando sentimos más la compañía o la soledad. El canto de las aves por las mañanas, ésas que me despiertan y acompañan por un buen rato en lo que despierta el día, seguirán anunciando la esperanza de un día excepcional porque ese puede ser un gran día. Todo seguirá exactamente igual. Seguro que no se notará mi ausencia, excepto para aquellas personas para quienes mi existencia afectó sus vidas. Y quienes en un tiempo más me pondrán en el cajón de sus recuerdos. Recuerdos cada vez más lejanos.
Y esos pensamientos son los que me llevan a la reflexión de este día domingo en que escribo estas letras, porque mañana, para cuando estés leyendo este artículo será mi cumpleaños. Eso significa un año menos en mi vida. No un año más.
No hay tiempo para el “después lo hacemos”. “Después nos vemos.” El mejor momento de la vida es este. El tiempo presente. Por eso tenemos que hacer del “hoy” el mejor momento. Para hacer, para ser, para sonreír, para amar, para compartir con los amigos, para vivir. Tenemos que vivir el hoy al máximo. Sí, pero con vistas al futuro.
Y ese futuro tiene que ser planeado desde el hoy para que quienes vienen tengan un mejor presente en el futuro. “Solo amaso el pan de la esperanza para que otros coman un pedazo de futuro”. Esto lo escribí en un poema a mis hijos en 1998. Tenemos que ir sembrando la flor de la esperanza en el futuro.
Y claro que vale la pena el esfuerzo personal. Pero tiene más fuerza si lo hacemos todos al mismo tiempo. Estoy seguro que todos seguimos con ansias de tener un mejor presente. No el de la violencia en que vivimos. No el de las mentiras que nos cuentan siempre. No el de la costumbre de los muertos en vida que ven la criminalidad y la pérdida de valores como algo “normal”.
“Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo”, dice un proverbio árabe. Y, sin embargo, prefiero a Víctor Hugo que dice que “el futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.” O lo que dice Woody Allen, contemporáneo nuestro: “Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida.”
Así con nosotros. Yo estoy viviendo el futuro que forjé en el pasado. Y si hablo de mi vida personal, creo que no le hecho tan mal. Podría haberlo hecho mejor tal vez. Pero me siento en paz. Tranquilo. Pero a nivel de todos, a nivel de la sociedad, a nivel de comunidades en las que vivimos, no me siento satisfecho. Podemos hacer más.
Y todavía tengo fe en la gente. Todavía tengo fe en las instituciones. Todo son ciclos. Lo repito para convencerme de que todo puede cambiar para mejorar. Y es verdad. Espero que este ciclo de violencia pronto termine. Pero no va a acabar por sí solo, de muerte natural. Todos nosotros, hombres y mujeres desde nuestras posiciones particulares, podemos hacer un frente común para mejorar. Es la única forma.
Mañana comienzo un nuevo ciclo. Una nueva vuelta al sol. Espero tener la suficiente fuerza para seguir insistiendo que sólo hay un camino para mejorar las cosas. Y ese camino es el de la paz. Y no paz como la ausencia de la guerra o los conflictos, sino paz como una forma de vida. Como lo menciona la ONU: Convivir en paz consiste en aceptar las diferencias y tener la capacidad de escuchar, reconocer, respetar y apreciar a los demás, así como vivir de forma pacífica y unida. Debemos propiciar sociedades pacíficas, justas e inclusivas que estén libres del temor y la violencia. No puede haber desarrollo sostenible sin paz, ni paz sin desarrollo sostenible.
Tan simple como eso. Porque siempre tendremos diferencias y discrepancias. Pero podemos vivir en paz con todo y las diferencias que tengamos llegando a acuerdos en los que todos ganemos.