"Todo aprendizaje tiene una base emocional.”
Platón
En alguna ocasión en la que una persona con ciertos grados académicos se dejó llevar por una discusión bizantina y explotó gritando desmesuradamente frente al público, dejándose llevar por la ira, me preguntaron que cómo era posible que una persona con tanta educación y conocimientos no tuviera lo que se llama “equilibrio emocional”. La respuesta es muy sencilla. Ya lo dijo alguna vez Daniel Goleman: No hay correlación entre coeficiente intelectual y empatía emocional. Esas dos cosas están controladas por diferentes partes del cerebro.
Es cierto. A veces una persona de menos preparación o educación escolar tiene mucha más empatía con lo que le sucede a una persona que aquel “mejor” preparado.
Y también quiero agregar, que estamos viviendo una época terrible porque cualquier persona, no importando el grado académico que posea, tiene poca tolerancia a la frustración y se ha soslayado el respeto en aras de mostrar su enojo y gana el que más epítetos desagradables vierta en su discurso.
Lo vemos a cada momento. No sólo en el trabajo, en la calle, en los conductores que lanzan sus más terribles palabrejas para insultar a quien se le atravesó en el camino. Y ahora es más común cuando vemos los discursos de políticos en la cámara de diputados o en la de senadores, llenos de diatribas en lugar de mostrar su inteligencia y su equilibrio emocional. Y, obvio, todo eso, al igual que muestran las series de TV, las películas y lo que se publica en los medios tradicionales y sociales, no son más que el pan con el que se alimenta día a día a las nuevas generaciones. ¿Qué podemos esperar de su comportamiento, si somos los adultos los que alimentamos la ira y el insulto comenzando desde nuestras familias y agregando lo que ven y escuchan a cada momento?
Hoy propongo revisar y provocar la reflexión con respecto a este tema. Hay siete rasgos que tienen las personas emocionalmente fuertes, que considero, si las aplicamos a nuestra personalidad, pueden traernos muchos beneficios. Pero atención, es importante mencionar que las personas emocionalmente fuertes no tienen nada que ver con las personas duras de carácter. Son dos cosas que hay que tener en cuenta para no caer en contradicciones. Quienes son emocionalmente fuertes muestran moderación y equilibrio en su comportamiento. El autocontrol es la palabra clave.
El primero rasgo de una persona emocionalmente fuerte es que no busca llamar la atención. Se validan a sí mismas y no dependen de los demás para sentirse validados.
Dos: La capacidad para enfrentar el rechazo. Gestionarlo sin que haga daño, lastime o condicione el actuar de los demás.
Tres: Una persona emocionalmente fuerte hace lo que desea después de un proceso de reflexión. Tiene la voluntad de lograr lo que desea y no cejar en su empeño.
Cuatro: No busca perjudicar a los demás. Ve a los demás como iguales. Los respeta y los valora tanto como desea que lo respeten. Está convencido de que la comprensión y la cooperación coadyuvan para llevar una vida más plena.
Cinco: Una persona emocionalmente fuerte elige a sus amistades. Es selectiva con las personas que deja entrar a su vida y a su entorno. Sabe que no le puede abrir el corazón a todo el mundo de la misma forma. Comprende que el bienestar depende de la calidad de la relación con los demás. Rechazan los vínculos abusivos y desgastantes.
Seis: no teme al cambio. No temer al cambio es una respuesta inequívoca de equilibrio emocional. Se aviva el deseo de cambiar y de explorar. Lo nuevo siempre genera temor, pero sabe que es la única forma de avanzar.
Siete: Una persona emocionalmente estable no es influenciable. Cuestiona la información que recibe. Antes de aceptarla la evalúa, la pone a prueba. La digiere.
Si te interesa el tema sigue investigando. Como digo yo, ni siquiera a mí me hagas caso. Todo ponlo a prueba. Y si algo lo apruebas, inténtalo. Ya por ensayo y error determinarás lo que más te conviene. Lo único que busco es que tengamos una mejor sociedad en la que podamos vivir mejor y con paz interna. Estoy seguro de que somos más los que queremos vivir con equilibrio emocional. Ser fuertes emocionalmente porque así nos convertiremos en seres plenos.