"Es hora de que los padres enseñen
a los jóvenes desde el principio que
en la diversidad hay belleza y hay fuerza.”
Maya Angelou
Hace ya un buen rato que, buscando en las plataformas de streaming, me encontré con varias series que valen la mucho la pena. Y como me gusta mucho el tema de la diversidad y la inclusión, más me llamaron la atención.
Arsen Lupin (Arsenio Lupin en español, es un personaje de ficción francés inventado por Maurice Leblanc. Este caballero elegante es, además, un ladrón conocido por su talento para disfrazarse, maquillarse y asumir múltiples identidades para cometer sus ilícitos, así como resolver acertijos criminales. Es tan conocido que se han hecho versiones del personaje en muchos países.
El punto es que me sorprendí que en una de esas plataformas había una serie llamada simplemente “Lupin”. Cuando vi el título, inmediatamente me di cuenta que se trataba de otra versión más de aquel ladrón elegante. La sorpresa fue enterarme de que el personaje principal era un actor afrofrancés llamado Omar Sy. Pero al mismo tiempo me dio mucho gusto que así fuera.
La idea del guion me parece interesante porque trata de un hombre que le regala a su hijo un libro con las historias de Lupin. El padre es acusado y llevado a prisión por un delito que no cometió, y ahí comienza la historia. Algunas opiniones de la crítica francesa mencionan que “el éxito de la serie se puede explicar por el espíritu de la obra original y la presencia de temas actuales como el racismo y la discriminación sociales.”
La historia original también tocaba uno de esos temas: la diferencia entre ricos y pobres.
Esto significa que siempre habrá situaciones encontradas entre los que no son iguales. Leonardo Da Vinci ya lo decía: “la desigualdad es el origen de todos los movimientos locales.” Y ya de manera contemporánea, José Saramago lo dice más claro: “no sólo hay desigualdad en la distribución de la riqueza, sino en la satisfacción de las necesidades básicas.”
Comprendo y acepto que no todos somos iguales. Hay diversidad absolutamente en todo. La naturaleza lo demuestra, sin embargo, nosotros como seres pensantes tenemos que aceptar que la diferencia y la diversidad deben ser tomadas en cuenta para desarrollar una sociedad armónica, pues como también lo decía John F. Kennedy: “si no podemos poner fin a nuestras diferencias, contribuyamos a que el mundo sea un lugar apto para ellas.”
No hay persona igual a otra. Sea por razones de pensamiento, ideología, morfología, raza, religión, gustos personales, tipo de cabello, y todo lo que desees incluir en esta lista.
La diversidad es maravillosa. En algún lugar leí un cuento interesante en el que se habla de las notas musicales y las teclas de un piano. Todas ellas son diferentes. Hay blancas y negras. Solas tienen un sonido particular que, tal vez, no signifique mucho. Pero al unirlas de formas diferentes, las teclas blancas con las negras se crea una melodía, hermosa. Alegre o triste, pero armónica.
No sé quién es el autor de esa historia. Pero lo dice mejor Abdul Baha: “la diversidad en la familia humana debería ser causa de amor y armonía, como lo es en la música donde diferentes notas se funden logrando un acorde perfecto.”
Dejo esta historia aquí, por el momento. Estoy en medio de un apagón que ya se tardó mucho y la batería de mi laptop está a punto de acabarse. Sin embargo, te invito a que busques historias, películas o series televisivas sobre el tema. Hay muchas. Otra que te recomiendo es una serie española llamada “entre vías”. También trata sobre estos temas de la diversidad, le llamaría yo.