"Lo importante no es hacerlo,
sino hacerlo bien
y sentirse orgulloso de ello.”
Emmanuel Carrere
Se supone que vivimos en una sociedad más avanzada, con mucho adelanto científico que ha coadyuvado en el desarrollo de la comunicación, la enseñanza y el aprendizaje. Diferente en mis tiempos. Antes, cuando los de mi generación íbamos a la escuela secundaria, nos dejaban tareas de investigación para desarrollar los temas de nuestras materias, y para ello, íbamos a unos lugares llamados “bibliotecas” que estaban llenos de libros clasificados en todas las áreas de las ciencias. Había un mostrador atendido por personas que nos ayudaban a buscar los temas a estudiar, nos prestaban el o los libros, y a cambio, teníamos que dejar en prenda una identificación que era la de la secundaria a la que pertenecíamos. Además, hablábamos en voz muy bajita para no interrumpir a los demás. Nos dirigíamos a una mesa, había muchísimas, tomábamos asiento con nuestro equipo de trabajo, y comenzábamos la investigación. Escribíamos mucho en nuestros cuadernos y también dibujábamos bastante. Una vez que terminábamos, regresábamos los libros, nos devolvían nuestras identificaciones, y salíamos del lugar. Si todavía era temprano, nos íbamos a algún parque cercano para platicar un poco, y también, ¿por qué no? A “echar novio” o “echarle los perros” a alguien.
Una vez en casa, seguíamos con el trabajo. Cada uno de los miembros del equipo hacía una parte. Algunos hacían los dibujos, y otros la redacción. En el caso de esta última, hacíamos uso de un artefacto que se llamaba “máquina de escribir”. Tenía unas teclas en las que, al golpear, salía disparado un dispositivo metálico que tenía grabada una letra. Este dispositivo metálico golpeaba una cinta que tenía tinta y los dos, dispositivo metálico y cinta se incrustaban en la hoja blanca dejando marcada la letra en el papel. Bueno, el teclado de la “máquina de escribir” era como el de las computadoras que se usan hoy en día, pero, declaro mi ignorancia total, no tengo ni idea de cómo funciona este último. Hasta puedo ver lo que escribo y corregir antes de imprimir. Pero en mis tiempos, si me equivocaba, podía usar una goma para intentar borrar la letra, que dejaba estragos en el papel y tenía que volver a comenzar, o, ya más tarde, inventaron una etiqueta con tinta blanca la cual se colocaba detrás de la cinta de color negro, Le volvía a dar un golpe fuerte a la tecla para que la tinta blanca pegara en la letra equivocada y se borrara. Y si quería ser eficaz en esa técnica de usar dicha máquina, tenía que tomar clases de algo que se llamaba “mecanografía”.
Ahora, todo es más fácil. Ya no hay que asistir a una biblioteca para hacer trabajos de investigación porque todo, absolutamente todo, se encuentra en la red de redes. Las famosas tres letras “w” significan “world wide web”, que en buen español sería traducido como la “gran red mundial”, y, técnicamente hablando, se le conoce como “red mundial informática”. Y, es importante aclarar que es un sistema interconectado de páginas web públicas accesibles a través de Internet. La Web no es lo mismo que el Internet. Dicen los que saben que la Web es una de las muchas aplicaciones construidas sobre Internet.
Me regreso al tema. Actualmente todo lo que queremos saber se encuentra en las redes. He tenido conversaciones tanto con mis hijos y mis estudiantes quienes, si dudan de lo que digo, su actitud inmediata es corroborar lo dicho por lo que dicen en los tantos sitios web, para verificar si estoy en lo correcto. Pero en el fondo siento que no me creen y me quieren evidenciar.
Esto nos lleva a la conclusión de que muchas cosas que antes eran importantes para el desarrollo del conocimiento, pareciera que ya no lo son, y, por tanto, irán, si es que no lo han hecho ya, desapareciendo. El ejemplo de la máquina de escribir es bueno. Ya nadie tiene o usa, una “máquina de escribir”.
Y siento que está pasando lo mismo con la escritura a mano. Las generaciones actuales ya no escriben como antes se hacía. De hecho, la escritura epistolar, las cartas, pues, ya no se usan. En mis tiempos, para comunicarme con personas que estaban lejos, lo hacía a través de cartas, y como quería que entendieran lo escrito, trataba de que mi letra fuera bonita y presentable. Y con más ahínco lo hacía si se trataba de una chica a quién le quería decir mis sentimientos. Ahora la escritura a mano, también llamada “caligrafía” ha perdido vigencia. A casi nadie le importa si tiene o no una letra presentable. Aunque sería terrible que llegara un tiempo en el que se perdiera totalmente. No me imagino una sociedad en la que nadie pudiera escribir a mano.
Siempre repito el mismo dicho de la creatividad: cuando se encuentran formas creativas para solucionar un problema, esa solución encontrada en el futuro se convertirá en problema.
Hemos creado sistemas eficientes que nos ayudan a vivir mejor. ¿Pero realmente nos hacen mejores seres humanos con las herramientas necesarias para el diario vivir? Antes tenía en mi memoria los números telefónicos de mis personas más queridas e importantes. Ahora no necesito memorizarlos porque basta un clic en el celular para realizar la llamada. Las generaciones actuales no pueden hacer operaciones aritméticas sencillas con su mente, tienen que hacer todo a través de su calculadora. El uso de la mente ya no es como era.
Sí se han desarrollado sistemas inteligentes y eficientes, pero creo que el ser humano, si no pone atención, tal vez podrá ser eficaz en su diario actuar, pero ya no será eficiente en su diario vivir. Espero tus comentarios.