"La violencia es
el último recurso
del incompetente.”
Isaac Asimov
El fallecimiento de Norma Lizbeth, de catorce años de edad, a causa de los golpes recibidos por su compañera de secundaria es algo completamente cruel e inaceptable. Y de igual manera es inaceptable la falta de atención tanto en la familia de la agresora como de las autoridades escolares.
Por el lado de la familia, es importante mencionar que la conducta de la agresora se originó ahí mismo en el seno familiar. Hay muchas preguntas y pocas respuestas. ¿Cómo sería la dinámica familiar en la que la agresora se desenvolvía? La violencia se genera desde la familia.
La escuela, mejor dicho, el sistema educativo, en general, también tiene sus fallas. Fallas que ya no pueden continuar. Si una, o un estudiante se siente agredido por otro, es importante que sea escuchado por profesores y por directivos, y no dejar que el conflicto crezca. Se necesita una formación e implementación en materia de mediación escolar para establecer protocolos de atención a cualquier forma de conflicto no sólo entre alumnos sino entre estudiantes y maestros. La dinámica escolar no es lo que era.
En el caso de los estudiantes, también ya está enfermo el actuar de ellos. En lugar de asistir, influir, ayudar para que no se dé la agresión o detenerla, lo único que hacen, seguramente por moda, es filmar y subir los videos a las redes sociales. Esto, por supuesto está mal, porque carece de empatía para quien está siendo agredido. Para ellos, lo único “interesante” es subirlo a las redes para que se haga viral.
De nada, o de poco, ha servido el programa nacional de convivencia escolar implementado en el 2016, porque sólo se publican normas, leyes, programas, pero no se cumplen. Esto es lo que se llama en materia jurídica leyes vigentes pero ineficaces. Kelsen afirmaba que una norma es eficaz si, y sólo si, dadas las condiciones de aplicación, o bien es acatada por los sujetos sometidos al orden jurídico, o bien, los órganos jurídicos aplican la sanción que es parte de dicha norma.
En el caso de las normas en materia de violencia escolar no sucede ni lo uno ni lo otro. En la presentación del material del docente del “programa nacional de convivencia escolar” dice textualmente: “Con el manual para el docente. Educación Primaria”, se pretende apoyar la consolidación de una escuela libre de violencia, en la que se fomente la cultura de la legalidad y el respeto de los derechos humanos.”
Han pasado siete años y la violencia escolar se ha incrementado de manera considerable. Los casos de agresiones que han llegado hasta la muerte por el acoso escolar no son pocos. Hay aquellos en los que la agresión lleva a la muerte, como el caso que hoy nos ocupa, y otros, como el del joven jalisciense de tercer año de secundaria, que luego de regresar a clases después de la pandemia se vio más acosado por sus compañeros. Nuevamente, a pesar de los reportes que hicieron ante las autoridades, no hicieron nada al respecto…y ahí tienen el resultado.
Investigué el caso de Carla, una joven española que también se suicidó por el acoso que estuvo sufriendo, por lo menos dos años, por parte de tres compañeras. Se hicieron las investigaciones, encontraron culpables a sus compañeras, y fueron castigadas con cuatro meses de trabajos comunitarios. Una sanción completamente fuera de lugar. Su madre decía que era algo absurdo, y que debían castigarlas de otra manera.
En Japón las cosas son diferentes. Hace varios años se presentó un caso en la prefectura de Fukushima, en el que se condenó a tres menores y a sus padres a pagar más de dos millones de yenes, aproximadamente unos 396 mil pesos mexicanos, a un joven de 18 años (menor de edad en Japón) víctima de acoso, en un fallo que podría sentar un precedente.
El adolescente se mantuvo catorce meses alejado del colegio por el acoso ejercido, pero recibió el respaldo del tribunal al demandar a los tres acosadores y a sus padres, a los que el magistrado consideró responsables del comportamiento de sus hijos.
Es hora de tomar cartas en el asunto. Desde mi trinchera, ya he propuesto proyectos de mediación escolar. Es necesario desarrollar programas de prevención y asistencia en casos de acoso escolar y, además, formar mediadores entre estudiantes, padres de familia, profesores y autoridades para dirimir los conflictos que se presenten en las aulas. No niego que he estado en instituciones abiertas a este cambio de paradigma, pero debo manifestar que es algo que se tiene que implementar en todo el sistema educativo tanto público como privado. Y en el caso de las sanciones, también es importante que se actualicen y se apliquen las normas que se establezcan. Esa es la única manera de hacer frente al tema del acoso escolar. Ya no podemos quedarnos con los brazos cruzados viendo cómo se atacan nuestra niñez y nuestra juventud. Trabajemos en pro de una cultura de paz.