"Hasta en las democracias más puras
como los Estados Unidos o Suiza,
una minoría privilegiada detenta el poder
contra la mayoría esclavizada”.
Mijail Bakunin
Siempre he pensado que la democracia es el mejor sistema para vivir en comunidad. Todas las personas deben elegir a quien considere la mejor opción para llevar las riendas de un país, de un estado, de un municipio o de una comunidad.
La democracia nos da la oportunidad de que, si nos equivocamos, podemos volver a elegir otra opción para mejorar.
En nuestro país hemos ido avanzando poco a poco. Hemos pasado de la democracia representativa, yo voto por ti y tú te encargas de todo, porque a ti te corresponde hacerlo sin que yo meta las manos, a la democracia participativa, es decir, yo voto por ti, y como ciudadano responsable, también debo participar en las mejoras de mi comunidad, porque los políticos y los partidos políticos nos han fallado.
De igual manera sucede en el siguiente caso: no tenemos a los mejores hombres y mujeres gobernando nuestras comunidades. En muchos casos, la mayoría, diría yo, el pueblo ha votado por “cualquiera” que no sea político. La gente está tan desilusionada que votaría por cualquiera para castigar a la clase política, sin ponerse a pensar que es la misma clase política la que utiliza estas estratagemas para que su partido gane. Después… ya no te preocupes por el después. Ya ganamos, “ora” hay que ver como seguimos explotando a la gente.
Se dice que, en la democracia, cada voto cuenta. Y eso es verdad, el problema es cuando los candidatos y los partidos “acarrean” toda la gente que puedan, además les pagan por cada voto que les den.
Recuerdo alguna vez la convocatoria de un partido para tener consejeros, la cual decía en las instrucciones que el o la candidata subiría a la tribuna y expresaría sus deseos de ser consejero o consejera, así como sus razones. Una vez expresados dichos pensamientos, la gente podría dar su voto consciente a quien consideraba la mejor opción.
Lástima de lo que ahí viví. Varios candidatos ya llevaban su carro completo, es decir, llevaban cantidades extraordinarias de personas acarreadas. No fue verdad eso de subirse a tribuna para convencer a la gente. Todo ya estaba “cocinado”.
Obviamente no gané nada. Me había creído lo que decía la convocatoria: subirse al podio y expresar las ideas que provocaran conciencia en la gente ahí reunida para ganar el puesto de consejero.
Entonces, ¿existe o no la democracia? Sí, en razón de que cada voto cuenta. No, en razón de que no se razona el voto. Ya está comprado y se tiene garantizado el triunfo. Es lo que se llama “clientelismo político”.
Entiendo que esto nunca cambiará. Tanto los partidos políticos como las y los candidatos tendrán que tomar en cuenta estos elementos si quieren ganar.
Añado que, si seguimos estas formas de politiquería, nunca podremos alcanzar una verdadera democracia y seguiremos inventando fórmulas que hagan que sigan ganando los de siempre: la clase política, y perdiendo los de siempre: el pueblo.
Se dice que una mayor compra de votos está asociada con un menor cumplimiento de las promesas de campaña.
Eso es, por una parte. También estoy convencido de que no todos los mejores hombres y mujeres que ostentan el poder en cualquiera de los tres niveles de gobierno son los mejores, ni los más humanos, ni los más empáticos, ni los más inteligentes, ni los más comprometidos con sus comunidades. Muchos de ellos surgen de las amistades, de las palancas, de los compromisos entre la clase en el poder. El nepotismo y el amiguismo son las dos enfermedades que dañan terriblemente a la democracia porque permiten a ciertos grupos control sobre el estado, tanto para protegerse entre ellos como para hacer negocios entre ellos.
BBC News Mundo, en el 2015, publicó un artículo llamado “10 frases que reflejan cómo es la corrupción en México”. Comienza diciendo que el slogan de José López Portillo cuando fue candidato, era “la solución somos todos”. Slogan que cambió poco después a “la corrupción somos todos”, en virtud de que su gobierno fue uno de los que acumularon más denuncias de irregularidades en la historia reciente de nuestro país.
Llevamos muchos años como una sociedad en la que existe la corrupción a ojos vista. Y por eso también la gente inventa consignas como protesta: “el pueblo se cansa de tanta pin… tranza”. Y aun con eso, pareciera que todo está bien. Que no pasa nada.
Urge este cambio de paradigma. Pero no se puede hacer mucho cuando seguimos viendo la violencia política en los medios sociales y tradicionales. Es en las tres instancias de gobierno en las que se debe comenzar este cambio, sin que esto quiera decir que la sociedad no tenga que hacer lo propio.
Debemos regresar al decoro, la honestidad, la empatía, el deseo de tener una mejor sociedad para beneficio de toda la población. ¿Qué opinas?