"La sabiduría es un adorno en
la prosperidad y un refugio
en la adversidad”.
Aristóteles
Las crisis siempre han sido parte de la historia de la humanidad. Se notan muchísimo cuando se manifiestan en una sociedad. No hay trabajo, hay violencia en las familias y en la sociedad, hay inseguridad en cualquier parte, siempre estamos con “el Jesús en la boca” pensando en nuestros hijos, hijas, y, en general, en nuestros bienamados.
Dicen que la riqueza de una sociedad se manifiesta en la riqueza de sus pobladores. Y en ese sentido, hemos vivido desde hace mucho tiempo en una situación paupérrima en nuestras comunidades. De hecho, siempre, desde que era un adolescente he recordado con frecuencia una frase de un periodista italiano, Carlo Coccioli quien en aquellos tiempos decía algo así como: el problema de México, es que el tiempo se detiene y muere cada seis años.
Y sí, así fue siempre. después, empeoró. Nos falta mucho como sociedad trabajar de manera armoniosa.
Es obvio que las crisis no sólo son parte de la sociedad en su conjunto, también se manifiestan de manera terrible en cada uno de nosotros al tener una situación que ponga en peligro nuestra estabilidad. Esta puede ser económica, de salud o emocional. Todo tipo de pérdida que tengamos pone en riesgo nuestro equilibrio.
Esta es la crisis o las crisis que me interesan por ahora. El ser humano siempre está en peligro. La estabilidad es una cualidad temporal. Siempre estamos a expensas de lo desconocido. Jacques Benigne Bossuet expresaba: No es bueno que todo suceda como deseamos. Cuando todo nos sonríe en el mundo, nos apegamos a éste muy fácilmente y el encanto es muy fuerte. Por eso, y porque Dios nos ama, no permite que durmamos mucho y muy cómodamente en este lugar de destierro.
Eso es verdad, siempre nos apegamos a lo bueno, a lo que nos reconforta, al lugar donde nos sentimos protegidos. A las personas con las que nos sentimos amados.
Sin embargo, nada es para siempre. Todo es temporal. Y es mejor que nos hagamos a esa idea. Con esto no quiero decir que nos volvamos cínicos. En absoluto. Lo que quiero decir es que tenemos que disfrutar al máximo lo que tenemos. Amar a muerte. Dar lo mejor de nosotros mismos recordando que un día, eso que amamos, a lo que nos apegamos, un día ya no lo tendremos. Y recordar también, que nosotros tampoco somos eternos. Que nosotros también, un día partiremos.
Mi propuesta de hoy, proviene de muchas reflexiones y pensamientos. Situaciones que se manifestaron claramente y de manera terrible desde la epidemia que padecimos. Y conforme pasa el tiempo, también me doy cuenta que, que, mientras más transcurre el tiempo, más débiles nos volvemos.
Y aun con estas reflexiones, también me doy cuenta que nada se acaba hasta que se acaba. Y por eso no debemos dejar caernos en ningún momento. Si algo falla en el camino para llegar a tus objetivos, cambia el plan, pero no cambies los objetivos.
La palabra crisis, en chino, está formada por dos ideogramas. 危机 (Wei Ji). Esta palabra está formada por dos caracteres. El primero es Wei, que significa peligro y el segundo es Ji, que significa oportunidad. Ese es el significado que me gusta. La crisis manifiesta un peligro, pero al mismo tiempo manifiesta una oportunidad maravillosa para modificar lo que perdemos y desarrollar nuevas formas para volver al camino del equilibrio y del apego sano.
Let it be.