"Gracias por los problemas, las necesidades,
las soledades, las tristezas, y por todas las crisis en mi vida,
porque he aprendido mucho”.
Primo Blass
Hoy tengo muchos sentimientos amontonados en mi corazón. Por una parte, el hecho de que llega un momento en la vida en que los hijos tienen que partir, nos hace enfrentarnos al futuro incierto. Uno de repente se pregunta si tiene caso seguir adelante o ya se acabó todo. Uno llega a casa y todo es silencio. Las enfermedades que llegaron con la pandemia nos han trastocado el alma y el corazón, sabemos que somos frágiles y que en cualquier momento acabará nuestro tiempo terrenal. La vejez también llega con sus presagios de soledad y falta de trabajo, pareciera que llegar a viejo significara que nada tiene sentido, Que ha llegado la obsolescencia programada del ser humano. La falta de trabajo también afecta muchísimo a nuestro espíritu. En fin, hay una serie de eventos que nos hacen la vida muy difícil y que nos hacen entrar en crisis.
Siempre hay que dar gracias por todo. Absolutamente. No sólo por las cosas buenas que nos suceden. Esas que nos alegran el alma y el corazón. Esas que celebran los logros académicos, personales, laborales, económicos y de otros tipos. También hay que dar gracias por todas las crisis por las que atravesamos. Porque dar gracias por las dificultades y problemas que enfrentamos nos hace más conscientes, honestos y coherentes porque estamos tomando la decisión de dar la cara y enfrentar nuestros problemas.
Son las crisis las que nos hacen mostrar nuestro lado frágil, el lado vulnerable, esa parte nuestra que a veces no encuentra la salida. Esa parte que de repente se siente perdida en un abismo sin fondo que no alcanza a ver la luz al final del túnel.
Tenemos que ser agradecidos con todo. Lo bueno y lo malo, lo que nos da felicidad o nos da tristeza. Ser agradecidos tiene muchas ventajas. Nos hace darnos cuenta de todas las cosas buenas que tenemos, y eso nos hace reducir el estrés y también disminuye los síntomas de depresión.
La gratitud contribuye a la esperanza y a la resiliencia. Esta última es la fuerza que nuestro corazón saca para, a pesar de todos los problemas a los que nos enfrentamos, podamos salir adelante. Y el ser agradecidos nos impulsa a sacar lo mejor de nosotros.
La ONU, en su sitio sobre la ciencia de la gratitud, afirma lo siguiente: Las personas agradecidas son más felices y están más satisfechas con su vida, sus amistades, su familia, su comunidad y su persona. Experimentan más esperanza, optimismo y autoestima y rinden más en la escuela y el trabajo.
La gratitud está relacionada con una mayor compasión, dando lugar a relaciones más sólidas. También se asocia con un estilo de vida más saludable, un mejor descanso, un sistema inmune fortalecido y menos emociones negativas como la envidia, la depresión, el sentimiento de soledad y el materialismo. La gratitud contribuye a la esperanza, la resiliencia y el afrontamiento de las crisis. Puede ayudarnos a gestionar emociones como la pérdida y el estrés.
La gratitud puede aumentar los neuroquímicos esenciales. Una mentalidad optimista libera neuroquímicos del bienestar como la dopamina, la oxitocina y la serotonina.
Yo, por mi lado, estoy de acuerdo en que, a pesar de todo lo malo que me pueda suceder, debo dar gracias por todo, porque todo tiene una razón de ser. Todo pasa porque tiene que pasar, así es como tenía que pasar y de todo debo aprender una lección.
Hoy estoy aprendiendo muchas lecciones para mejorar mi vida, y doy gracias por ello. Especialmente porque sin pretenderlo, sin pensarlo, hoy 4 de septiembre del 23 estoy cumpliendo 6 años de escribir esta columna. De compartir con ustedes todas estas reflexiones sobre la vida y tratar de poner un granito de arena para tener una mejor vida en comunidad y vivir como merecemos vivir.
Gracias a La Unión de Morelos por todo este tiempo que me ha permitido este espacio de expresión, y en el que cada vez hay más y más lectores. Hemos llegado a más de cien mil visitas y lectores de mis artículos. Y eso no hay manera de agradecerlo en toda su magnitud.
Recuerda ser agradecido porque también tendrás estas ventajas: reconocer las cosas buenas que tienes, impulsa tu salud, desacelera el envejecimiento, frena el estrés, ayuda a crear vínculos y ayuda a crear vínculos, entre otros sentimientos maravillosos.
Y así como en Estados Unidos celebran el día de acción de gracias, sería bueno tener un día para celebrar la gratitud. O por lo menos apoyemos el 11 de enero que es el día internacional de la gratitud para mostrar nuestro agradecimiento. Aunque lo mejor sería dar gracias todos los días, a cada momento por todo lo que tenemos. Por el sol, por la lluvia, por el frío, por el calor, por el techo que tenemos, por nuestros bien amados, por el trabajo, por la comida…y por todo lo que desees incluir en esta lista.
Gracias. Gracias. Gracias.