"El hombre que sabe gastar y ahorrar
es el más feliz, porque disfruta con ambas cosas.”
Samuel Johnson
En mi artículo anterior, de los siete remedios para una bolsa pobre, expresados en el libro “El hombre más rico de Babilonia”, por falta de espacio sólo hablé de los cuatro primeros: comienza a engordar tu bolsa, controla tus gastos, haz que tu dinero se multiplique y protege tus tesoros de posibles pérdidas.
Esta vez hablaré de los últimos tres: haz de tu hogar una inversión redituable; asegura un ingreso futuro, y, por último, aumenta tu habilidad de ganar.
Arkad, el protagonista de esta historia, menciona lo siguiente: “muchos de nuestros hombres de Babilonia crían a sus familias en indignas vecindades. Pagan una renta liberal por cuartos donde sus esposas no tienen sitio para cultivar flores que alegran el corazón y sus hijos no tienen lugar donde jugar, excepto sucios callejones. Trae contento al corazón de un hombre comer los higos de sus propios árboles y las uvas de sus propias viñas. Poseer su propia casa y tenerla como un lugar que está orgulloso de cuidar, le da confianza a su corazón… Por tanto, recomiendo que cada hombre posea el techo que cobija a él y a los suyos.”
Sexto remedio: asegura un ingreso futuro. Esta parte me hizo pensar mucho. Tal vez más mucho más que otras. Quizá porque la vida se nos puede ir en cualquier momento, pero también puede que uno llegue a la vejez. Arkad afirma: “la vida de cada hombre avanza desde su niñez hasta su vejez. Este es el camino de la vida. Y ningún hombre puede desviarse de él, a menos que los dioses lo llamen prematuramente al mundo del más allá.” Y asevera: “yo digo que le corresponde a un hombre hacer preparativos para un apropiado ingreso en los días que se avecinan, cuando ya no sea tan joven, y hacer preparativos por su familia para cuando él ya no esté con ellos para confortarlos y sostenerlos”.
He hablado con mucha gente, y es, justo en esta parte donde muchos fallamos. Como mencioné en otro de mis artículos, a mí nunca me enseñaron estos temas. Nunca se habló de ellos en mi familia. Por eso insisto que la educación financiera es fundamental para que una persona, hombre o mujer, vaya desarrollando la habilidad de manejar su dinero de manera adecuada. Puedes comprar terrenos, hacer pequeñas o grandes inversiones. En conclusión: Haz provisión para las necesidades de tu vejez y la protección de tu familia.
Séptimo y último remedio: Aumenta tu habilidad para ganar. Éste se puede resumir de la siguiente manera: “cultiva tus propios poderes, estudia y sé más sabio, sé más hábil, y así actúa para respetarte a ti mismo. De ese modo adquirirás confianza en ti mismo para conseguir tus deseos cuidadosamente considerados. Para poder cumplir este último remedio, Arkad expresa que hay ciertas cosas que una persona debe hacer para respetarse a sí mismo. Y son las siguientes: “pagar sus deudas, con toda la prontitud dentro de sus posibilidades, y no comprar nada que no sea capaz de pagar; cuidar de su familia para que piensen y hablen bien de uno; hacer un testamento oficial para que, en caso de que los dioses lo llamen, se cumpla con la división apropiada de sus bienes; tener compasión de aquellos que son heridos y pisoteados por la desgracias, y ayudarlos dentro de los límites racionales; y, hacer actos de consideración para aquellos que lo estiman”.
Así como se habla, en este libro “El hombre más rico de Babilonia” de estos siete remedios para engordar una bolsa pobre, hay muchos otros temas que, lo digo seriamente, tenemos que considerar para cultivarnos en el arte de saber manejar de manera adecuada y eficaz, el dinero que ganamos con nuestro trabajo.
Si seguimos el camino planteado, seguro que algo positivo pasará en nuestras vidas. El dinero, dicen, no trae la felicidad. Pero a veces pienso que eso limita el pensamiento positivo sobre el dinero. Este no es malo. El dinero también puede traer paz al no vernos con emergencias que no podemos enfrentar. Porque las calamidades nos llegan en cualquier momento. Y es mejor estar preparados para recibirlas. Y al hacerlo, eso nos da tranquilidad y paz al corazón.
Por último, menciono las cinco leyes del oro, que también son mencionadas en dicho libro y son fundamentales: la primera es, “el oro viene gustosamente, y en cantidades crecientes a la persona que separa no menos del 10% de sus ganancias para crear un patrimonio; el oro trabaja gustosa y diligentemente para el sabio poseedor que le encuentra empleo redituable; el oro se adhiere a la protección del poseedor precavido que lo invierte bajo el consejo de hombres sabios en su manejo; el oro huye del hombre que no sabe cómo invertirlo; y, el oro huye del hombre que lo fuerza a ganancias imposibles o de quien sigue los seductores consejos de embaucadores e intrigantes, o de quien confía en su propia inexperiencia y románticos deseos de invertir”.
Y yo agregaría, el dinero huye del poseedor que no tiene educación financiera. Es algo que ya no podemos soslayar.