"La tierra no nos pertenece, nosotros pertenecemos a la tierra".
Anónimo
Cuando visitaba Teloloapan, la tierra de mi padre, todo era diferente, mucho más diferente que en Cuernavaca. Mis tías cocinaban en fogatas en las que colocaban el comal para hacer las tortillas, que, por cierto, eran una delicia, me iba con el tío Nacho desde muy temprano a ordeñar las vacas y nos hacíamos un taquito con sal con esas tortillas con sabor a gloria y acompañadas con un vasito de leche bronca, era lo máximo. Mis tías decían que la suya, era una comida muy modesta, pero en mi mente infantil, yo aseguraba que era mucho mejor y más rica. Por las tardes, iba con mi padre al mercado a degustar unos atoles deliciosos. Todos eran de diferentes sabores. De maíz, de panela, de ciruela. Mi favorito era el de arrayán. Y las cajitas, un pan delicioso hecho de arroz que era, y siempre será mi favorito.
El baño…no había baño como lo conocíamos en Cuernavaca, en aquellos tiempos se usaban una especie de baños secos. Todo era muy natural y rudimentario. Y, en cierto modo, también era igual en mi Cuernavaca.
Vivíamos tranquilamente, jugando en las calles con los amigos y vecinos de la colonia. En esos tiempos comprábamos “combustibles”, eran unas bolsas largas llenas de aserrín con petróleo para calentar el “boiler” o calentador para bañarnos con agua caliente. Dos eran suficientes.
Nos íbamos a nadar al “ojito de agua” que quedaba algo lejos, pero como estábamos acostumbrados a caminar, no nos parecía tanto. A veces antes de irnos a nadar, nos íbamos al cerrito a volar papalotes hechos por nosotros mismos. También recuerdo que yo fabricaba dardos con palitos de paleta, un alfiler y un papel que le ponía atrás al palito de paleta, como una cruz, para que girara en el aire y se fuera recto.
Un recuerdo maravilloso de ese tiempo era la visita a la casa de mi tía Licha. El lugar era increíble. Había mucha vegetación, y por las noches la zona se llenaba de luciérnagas. Era una fiesta mágica y llena de ilusión. Era la madre naturaleza en todo su esplendor.
Pero el tiempo y la “civilización” llegaron y la madre naturaleza se fue apagando. Se fue acabando. Nosotros somos responsables de ello.
Se fue acabando la naturaleza con las casas que se fueron construyendo, calles nuevas, centros comerciales y supermercados. La gente en lugar de ir al mercado municipal a hacer sus compras, prefería ir al súper, aunque los precios fueran más elevados. Y si antes se hacían las compras llevando bolsas tejidas y canastas de mimbre o de palma, eso se acabó, porque en el súper te daban bolsas de plástico. Y qué decir de los grandes centros de trabajo que contaminaban nuestro cielo.
Y así pasó el tiempo, y nos hemos ido acabando a nuestra madre tierra. Bien lo decía Eduardo Galeano: la naturaleza no necesita al hombre. Pero el hombre sí necesita de la naturaleza. Por eso debemos cuidarla.
Sí. Es verdad, los grandes responsables son aquellos que en aras de querer más dinero han abusado de la madre tierra. Sin embargo, todos hemos participado y podemos hacer algo. Sé que puede parecer absurdo, pero estoy convencido que cada día tenemos más fuerza los que estamos debajo de la pirámide.
Basta mirar las condiciones en las que vivimos ahora. El cambio climático es una realidad. El deshielo de los glaciares ya es una gran amenaza para la humanidad.
Los estudiosos del fenómeno aseguran que los años 2021 y 2022 han sido marcados por una pérdida masiva de glaciares de montaña, superando en un 20% la década anterior. Se ha registrado una pérdida casi irreversible de 200,000 glaciares en Europa, África, Oceanía, Asia y América. Al menos la mitad de estos glaciares podrían desaparecer para el año 2100. Como ven, no estamos tan lejos de esa gran tragedia. Yo podría decir que no me importa, porque ya no estaré en esta tierra para ese año. Aquí la pregunta es ¿Qué herencia les dejaremos a nuestros hijos e hijas? ¿A todos los que vienen detrás de nosotros?
El deshielo de los glaciares tendrá consecuencias devastadoras como el aumento del nivel del mar, las inundaciones y la liberación de metano, un poderoso gas de efecto invernadero.
No permitamos que el destino nos alcance.
Al momento de leer este artículo, 22 de abril, estaremos celebrando el día mundial de la Pacha Mama (la madre tierra). Y la pregunta es si nosotros, como entes individuales podemos hacer algo al respecto. Para tal efecto, el gobierno mexicano tiene una pequeña guía de siete acciones que se pueden realizar, entre otras: Cultiva tus propios alimentos, planta árboles, ahorra agua, separa la basura, reutiliza todo lo que puedas y conecta con la naturaleza.
Te dejo el link por si quieres saber más: https://www.gob.mx/aprendemx/articulos/7-formas-sencillas-para-proteger-el-medio-ambiente?idiom=es