"Alguien luchó por tu derecho al voto. Úsalo".
Susan B. Anthony
Mientras esto escribo hago un recuento de cómo empecé este domingo, día esencial. Día fundamental por los cambios, que, a través de nuestros votos, veremos reflejados en el próximo gobierno.
Desperté pensando que era un día de fiesta en el que me encontraría con la mayoría de mis vecinos, a quienes casi nunca veo, y con quienes, mucho menos, platico, porque siempre andamos corriendo para cumplir el diario vivir de nuestras existencias. Y así fue. Al llegar a mi casilla, fueron llegando varios de ellos. Observé que la gente estaba llegando a cumplir con el ejercicio de su voto. Las conversaciones comenzaron a fluir y también me percaté de que todos se sentían felices de estar haciendo la fila no sólo para votar por votar. No fue así. Se sentía en el aire la algarabía y el anhelo por construir un futuro venturoso para nuestro país. Hoy noté que sí sentían que el voto contaba. Sentían que esta vez el voto sí valía y que no habría más fraudes como los que ya conocemos.
Había mucha gente en mi casilla. La afluencia fue muy alta. Vi gente de todas las edades, y para ser franco, decidí llegar temprano para ser de los primeros. Pero creo que todos pensaron lo mismo que yo. Cuando llegué, ya había casi un centenar de personas haciendo fila. Eso sirvió para saludar a más vecinos y conversar sobre los últimos acontecimientos. En una de esas conversaciones me enteré que un vecino y amigo había fallecido recientemente. Eso me hizo decir que, con mayor razón, teníamos que vivir al máximo, dando lo mejor de nosotros para vivir mejor, y que eso incluía nuestro derecho y obligación de ejercer nuestro voto para buscar la mejor opción política que representará nuestros intereses y deseos para construir un mejor país. Una mejor sociedad.
Creo firmemente que la democracia se está construyendo en nuestro país. Le falta, pero se está construyendo. Noto mucho interés en gente de todas las edades. Insisto, la mayoría espera que el voto se respete y los resultados de los mismos refleje el deseo de la ciudadanía.
Los que venimos de otros tiempos, sabemos cómo se las gastaba el gobierno en turno para imponer a quienes ellos querían. Imposiciones y fraudes han sido el pan de cada elección. De ahí que muchas personas no asistían a votar. ¿Para qué? El voto no valía para nada. La apatía y la negligencia a participar era moneda corriente. Hoy se siente más confianza.
Antes, al no hacer caso por parte del gobierno, la gente protestaba, se manifestaba, pero el gobierno reprimía. Golpeaba, asesinaba.
Hoy saben los que gobiernan que ya no pueden hacer eso, aunque todavía se dan casos, pero cada vez son menos y seguirán a la baja. Antes, la rebeldía causaba escozor, y lo seguirá haciendo, en los impostores y violentadores del poder. Sigue habiendo trampas, engaños, fraudes en la clase política para beneficiarse ellos y a quienes los rodean haciendo negocios a expensas del pueblo. “La rebeldía es la vida: la sumisión es la muerte” decía Ricardo Flores Mágón.
Ya no son tiempos de sumisión. Estos son tiempos de democracia participativa, tiempos de apoyar a quienes quieren cambiar para mejorar a nuestras comunidades. Ser agentes de cambio.
Una sugerencia a la clase política y a los partidos: dejen de decir mentiras para posicionarse. Mejor hagan propuestas y denlas a conocer. Comiencen a hacer una reingeniería de sus funciones como partidos. Hagan propuestas y ejerzan acciones que ayuden a mejorar la problemática de la sociedad. Ustedes sólo actúan cada vez que hay elecciones. Pero podrían hacer trabajo comunitario, ayudar a la gente pobre, a aquellos que están en situación de calle y a quienes el DIF no voltea a ver. Ayuden a los diferentes grupos vulnerables. En fin, hagan acciones en pro de mejorar nuestras comunidades. Así, el pueblo agradecerá que tengan una función social y que hacen algo en beneficio de ellos en lugar de aparecerse sólo en temporadas de elecciones.
Los partidos tienen que estar a la altura de la ciudadanía. Todavía pueden engañar gente, pero cada vez menos. Estoy consciente de que seguimos teniendo las mismas viejas costumbres de los partidos. En todos hay chapulines, gente corrupta, gente de mala sangre, gente que sólo busca sus intereses personales sobre los del pueblo. Pero también sé que hay gente buena, con ética a toda prueba y que busca el interés común para nuestra sociedad.
Mañana (hoy) al leer este artículo, estaremos vislumbrando la decisión de las mayorías. Espero que sea de manera pacífica y sin contrariedades. Respetemos todos y todas, esa decisión democrática. Es la decisión de la mayoría. Lo bueno de la democracia es que si no estamos conformes con lo que elegimos tenemos la oportunidad de cambiarlo. Y más en estos tiempos que ya existe la revocación de mandato. Y, por otra parte, no olvidemos que la corrupción política ha sido el principal riesgo de la democracia. Es hora de cambiar.