"No preguntemos si estamos plenamente
de acuerdo, sino tan sólo si marchamos
por el mismo camino".
Goethe
Hijos míos: quiero dejar constancia de algunas cosas que en mis tiempos fueron, y que ahora ya no son. Cuando era niño no tenía derecho de juzgar a mis padres. Aun si tuviera un padre violento o ausente, mi madre decía que le debía respeto porque Dios me lo había dado como eso: mi padre. Me dolía ver el maltrato causado a mi madre, y a ella justificándolo porque Dios le había dado a ese hombre como esposo y le debía respeto. Por eso no podía hacer nada. Las mujeres tenían que llegar vírgenes al matrimonio porque era el mandato de la iglesia y de la sociedad. Y en el matrimonio civil se les leía la epístola de Melchor Ocampo, en el que, entre otras cosas, se le decía a la esposa que “la mujer, cuyas principales dotes son la abnegación, la belleza, la compasión, la perspicacia y la ternura, debe dar y dará al marido obediencia, agrado, asistencia, consuelo y consejo, tratándolo siempre con la veneración que se debe a la persona que nos apoya y defiende, y con la delicadeza de quien no quiere exasperar la parte brusca, irritable y dura de sí mismo”.
Cuando yo era niño había clasificaciones para los hijos e hijas. Era hijo “legítimo” el que nacía dentro del seno familiar formal; hijo “natural” el que nacía de una pareja que no estaba unida en matrimonio; y era “bastardo” el hijo fruto de uno o dos progenitores que no pueden contraer matrimonio por hallarse ya unidos en vínculo matrimonial con otras personas, es decir, por adulterio.
En lo social, todos o casi todos, hombres y mujeres, aceptábamos que teníamos que obedecer las reglas sin cuestionarnos. La gente que no estaba de acuerdo con las mismas y se quejaba o armaba alborotos se les llamaba “conflictivos”. Y en las comunidades en las que no se aceptaban las reglas impuestas por el gobierno y querían cambios para vivir mejor se les llamaba “alborotadores”. Y cuando esos “alborotadores” tomaban las armas se les llamaba guerrilleros. Así es como conocí la historia de Genaro Vázquez Rojas, que, por cierto, al momento de estar leyendo esto, sus familiares y simpatizantes estarán celebrando su cumpleaños; y Lucio Cabañas. Eran personas muy “malas” que buscaban la desestabilización de México. Lo mismo nos hicieron creer sobre el movimiento del 68. Se nos enseñó que, si tenías una ideología diferente a los que ejercían el poder o a la de los conservadores, entonces te convertías en enemigo del sistema.
A las personas que tenían preferencias sexuales diferentes a lo considerado “normal”, se les trataba muy mal, se les reprimía. Eran maltratados. Yo fui testigo de las consecuencias sufridas porque tenía amigos homosexuales.
A las mujeres que se atrevían a divorciarse o separarse de sus parejas, tenían una carga social muy fuerte. No eran bienvenidas a las reuniones sociales.
A pesar de todas esas acciones represoras éramos felices, aunque cargáramos sobre nuestros hombros todas esas cargas absurdas. Afortunadamente los tiempos han ido cambiado poco a poco. Y no por la gracia de los gobiernos, sino por la lucha social. En ese sentido sí hemos mejorado.
Vivimos tiempos diferentes, mejores, diría yo. Y, sin embargo, seguimos viviendo en conflicto. Con todos los cambios tecnológicos, la facilidad en el acceso a la preparación, sigo insistiendo que youtube es la principal escuela en la que puedes aprender de todo, y con tantas especialidades en las escuelas formales, seguimos viviendo conflictos absurdos.
Antes vivíamos reprimidos. Obedecíamos, sin chistar lo impuesto por el gobierno, creíamos todo lo que nos contaban en la televisión y seguíamos sus reglas impuestas por sus telenovelas y por sus series. La ropa, los zapatos, la moda en sí, los regalos de Navidad, los productos “alimenticios” y refrescos nos eran impuestos por ellos.
Ahora que poco a poco gana más terreno la democracia, nos peleamos entre nosotros por imponer nuestras preferencias políticas a nuestros amigos y conocidos. He visto como se destruyen las amistades por preferencias políticas en los grupos de chats, pero no se atreven a convocar a una reunión para hablar del tema, sólo eliminan a los participantes de un chat si no estamos de acuerdo con su forma de pensar.
Urge hacer consensos. Es necesario llegar a acuerdos para la convivencia y el buen vivir, para llevar la vida en armonía, en paz y concordia comunitaria.
Hoy estamos ante una nueva realidad en el país después de las votaciones. Apoyemos a nuestro gobierno. Si le va bien al gobierno nos irá bien a todos. Si vemos que no es el gobierno que queremos, que estamos en desacuerdo, apliquemos la Ley de Revocación de Mandato que promovió desde su candidatura AMLO, el actual presidente de México. Te dejo el link para que te enteres y te vayas preparando si no estás de acuerdo: https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LFRM.pdf