"Es imposible hacer una buena película
sin una cámara que sea como
un ojo en el corazón de un poeta".
Orson Welles
Ayer, durante mi clase de cine-debate en la Facultad de Derecho de la UAEM, surgieron, como siempre, muchas preguntas, y también muchos cuestionamientos.
Para algunas personas el cine es sólo entretenimiento. Hay películas para pasar el rato, otras nos aburren, otras no nos gustan en absoluto, otras nos hacen tener sentimientos encontrados o maravillosos. En fin.
Es mi opinión muy particular, que, en los inicios del cine, todo era como un niño con juguete nuevo. La primera película que se proyectó y que duró tan solo 46 segundos, pero estos son los que más han marcado la historia del cine, se llama “La salida de los obreros de la fábrica Lumière”. Esta proyección se realizó el 22 de marzo de 1895 y se exhibió de forma comercial en la Sociedad Francesa de Fomento de la Industria Nacional.
Pero la película que de plano impactó a los espectadores, al grado de correr por el miedo fue la de la llegada de un tren a la estación. Obviamente, la gente de esos tiempos no comprendía cómo se podían proyectar esas imágenes, y, siendo la primera vez que sus ojos veían esas imágenes “vivas”, creyeron que el tren los iba a embestir.
Al paso del tiempo, las películas fueron tomando forma y la gente se fue acostumbrando. Primero fue el cine mudo, más tarde ya fueron películas con sonido, y posteriormente nos llegó el cine a color.
Conforme pasó el tiempo, los guiones se fueron transformando. Algunos directores siguieron con la idea de ofrecer entretenimiento al público, mientras otros contaban las historias sociales del momento.
El cine ha cambiado tanto, que otro de los fines es mostrar la realidad que se vive. Y para demostrarlo, pondré dos casos de nuestro cine mexicano.
En los años 50’s todo México estaba fascinado con las películas de Pedro Infante. Las películas que realizó con el director que lo llevó a la fama, Ismael Rodríguez, fueron parte de la vida y comportamiento de nuestra gente. Pedro Infante era un modelo a seguir. En esos años, exactamente en 1950, Don Luis Buñuel dirigió “los olvidados”, una película que trata de la gente marginada en la ciudad de México. El retrato que Buñuel hace de las clases desprotegidas lo hace acreedor del premio al mejor director en el Festival de Cannes y ha sido nombrada Memoria del Mundo por la Unesco.
Esto que menciono me lleva a decir que el cine pasó de una etapa de entretenimiento, a una de reflexión y crítica social y ha sido una herramienta poderosa para la cultura y el reflejo de los acontecimientos sociales. Su importancia radica en varios aspectos: es un reflejo de la sociedad, fomenta el pensamiento crítico, es un medio de difusión de la cultura y la identidad, funciona como una herramienta para el cambio social, tiene la función de ser un registro histórico, y, por último, pero no por eso menos importante, el cine tiene un impacto emocional y cultural. Sin embargo, hay que decirlo, también puede ser una herramienta de manipulación de masas.
Por ello, el cine es parte de las herramientas que podemos utilizar para llevar mensajes de paz, entro otros fines. De verdad que el cine tiene esa fuerza. Por tanto, al fomentar el pensamiento crítico las personas pueden tomar decisiones sobre cómo quieren vivir o cómo no quieren vivir.
Retomando el comparativo de las películas de Pedro Infante y la obra maestra de Luis Buñuel, “los olvidados”, aquellas películas fueron parte del modelo de comportamiento de hombres y mujeres en nuestro país. Por el contrario, “los olvidados” recibió críticas de la gente de “buenas costumbres”, y de hecho, Buñuel recibió agresiones físicas y hasta pidieron su expulsión de nuestro país por sus ideas “subversivas”. Fue hasta que recibió el premio antes mencionado que las aguas tomaron su nivel.
Como he mencionado, las películas, las telenovelas, las canciones que escuchamos y los libros, o revistas que leemos, determinan nuestra manera de pensar, de creer y de ser.
Volvamos la mirada a lo que nuestros hijos e hijas consumen. Eso nos ha hecho ser lo que somos ahora.