"Pido humildemente perdón por el mal cometido
por tantos cristianos contra los pueblos indígenas".
Papa Francisco
Dando continuidad a mi columna de la semana pasada en la que hablamos de la importancia de ofrecer una disculpa, en esta ocasión daré mi opinión sobre la disculpa pública que desde hace años se ha convertido en una acción diplomática que han realizado varios líderes en diferentes puntos del orbe, y que en mi personal punto de vista sí tiene una gran relevancia.
En el caso de México, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, dedicó su primera conferencia de prensa matutina como mandataria a la conmemoración de los acontecimientos del 2 de octubre de 1968; durante la cual el gobierno federal ofreció una disculpa pública por la matanza estudiantil ejecutada por las autoridades de aquella época.
Hay quienes dicen que ofrecer una disculpa pública por algo que ya pasó no tiene sentido alguno, sin embargo, considero que vale mucho la pena, porque la motivación es la reconciliación social, y, también de un grupo social determinado con otro, pero como no estamos acostumbrados a eso, porque “ya lo pasado, pasado”, no le damos la importancia que se merece.
Y, hay algo que también es importante mencionar, el relevo de ideologías políticas diferentes a las tradicionales o conservadoras, que en su momento realizaron actos de lesa humanidad como la matanza del 68, por mencionar un ejemplo, y que lo justificaron desde su posición de gobierno, no los exime de ser juzgados por la historia. Pero como ellos tenían el poder, no sólo lo justificaron, también, los nombres de quienes cometieron esos actos, fueron enaltecidos y siguen siendo “reconocidos” por ser nombres de calle, parques y avenidas.
Le hice la pregunta a la Inteligencia Artificial, y concuerdo totalmente con ella. Ésta fue su respuesta: “La disculpa pública es un acto significativo tanto en el ámbito personal como en el político, ya que implica reconocer un error o una falta cometida, mostrando responsabilidad y voluntad de reparación. En el contexto político, una disculpa pública puede tener efectos profundos, ya que puede influir en la reconciliación, restaurar la confianza entre el público y las instituciones, y servir como un primer paso hacia la justicia o reparación de agravios históricos.”
Yo agrego: no importa cuándo se haya dado este agravio. El tiempo no es importante. Es la acción que se hizo y cuánto afectó a el o los agraviados.
Desde hace varios años se ha venido practicando más frecuentemente el arte de la disculpa pública.
Nelson Mandela lo hizo con el Proceso de reconciliación en Sudáfrica. Tras el fin del apartheid en Sudáfrica, Mandela promovió la creación de la Comisión de la Verdad y Reconciliación para abordar los crímenes cometidos tanto por el gobierno del apartheid como por los grupos de liberación.
Bill Clinton. Experimentos Tuskegee (1997): entre 1932 y 1972, el gobierno de los Estados Unidos llevó a cabo el infame experimento de Tuskegee, en el que 600 hombres afroamericanos fueron engañados para participar en un estudio sobre la sífilis sin recibir tratamiento, incluso cuando ya existía la cura.
Justin Trudeau ofreció disculpas a los pueblos indígenas de Canadá (2017): durante décadas, los niños indígenas en Canadá fueron separados de sus familias y enviados a escuelas residenciales donde sufrieron abusos físicos, emocionales y sexuales. Estas políticas pretendían "asimilar" a los indígenas a la cultura occidental.
Angela Merkel. Holocausto y Crímenes Nazi: aunque Alemania ya había reconocido su responsabilidad en el Holocausto, la canciller continuó reafirmando esta postura durante su mandato. En varios discursos, Merkel ofreció disculpas y ha recordado la importancia de la memoria histórica.
Shinzō Abe ofreció disculpas públicas por los crímenes de guerra japoneses: durante la Segunda Guerra Mundial, Japón cometió una serie de atrocidades, incluidas las agresiones a Corea y China, y el uso de mujeres de consuelo, eufemismo para referirse a las mujeres esclavizadas sexualmente por el ejército japonés.
Juan Pablo II ofreció disculpas por los errores de la Iglesia Católica: el papa Juan Pablo II fue conocido por emitir varias disculpas a nombre de la Iglesia Católica por errores históricos. En 2000, pidió perdón por los abusos cometidos durante la Inquisición, la persecución de judíos, y la opresión colonial.
Dicho esto, espero que la gente que no esté de acuerdo con la disculpa pública lo analice desde otro punto de vista. Tal vez ya no vea la inutilidad de la misma. Y, también, tal vez, sólo tal vez, pueda ver la importancia de nombrar calles, parques, avenidas o tener monumentos de verdaderos personajes de la historia y quitar los de aquellos que hicieron daño a nuestra gente.
En Alemania no hay calles, parques ni monumentos públicos que lleven el nombre de Adolfo Hitler. Tras la caída del régimen nazi en 1945, Alemania adoptó una política de "desnazificación", que incluyó eliminar toda la propaganda, símbolos, nombres y cualquier forma de glorificación del nazismo en el espacio público. Esto incluyó el cambio de nombres de calles, plazas y lugares que habían sido renombrados en honor a figuras del Tercer Reich, incluido Hitler.