"Ser empático es ver el mundo con los ojos del otro,
y no ver nuestro mundo reflejado en los ojos de él.".
Carl Rogers
De acuerdo a la RAE, la empatía tiene dos acepciones: una es el sentimiento de identificación de algo o alguien. La otra es la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos. Dicho de otra manera, la empatía es ponerse en los zapatos de otra persona. O como diría John Green: Cualquiera puede mirarte. Pero muy pocas veces encuentras a alguien que ve el mismo mundo que estás viendo tú.
La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de otra persona, comprendiendo sus emociones, pensamientos y perspectivas sin juzgar. Es una habilidad que nos permite conectarnos con los demás a nivel humano, reconociendo que todos compartimos alegrías, miedos, y desafíos. Que todos somos iguales, pero al mismo tiempo somos diferentes.
En el contexto de la cultura de paz, la empatía es esencial porque fomenta la comprensión mutua y reduce los conflictos. Cuando las personas se esfuerzan por entenderse, disminuyen las barreras que generan tensiones, dando paso a relaciones más armoniosas y soluciones colaborativas. Por esa razón, en mediación entendemos que no hay verdades absolutas. Que hay muchas maneras de ver el mundo. Y todo empieza desde el contexto en que nacemos y nos desenvolvemos. Y también por ello hay diferencias y conflictos. Todos y todas tenemos una cosmovisión diferente.
Una cultura de paz requiere más que acuerdos y leyes; necesita un cambio en la forma en que nos relacionamos con los demás. La empatía impulsa este cambio al promover el respeto, la solidaridad y la compasión, elementos clave para resolver conflictos de manera pacífica y prevenirlos antes de que escalen.
Hace algún tiempo me encontré un libro que habla en contra de la empatía. Y lo primero que me cuestioné fue cómo podía haber alguien que hablara en contra de ella cuando es eso justo lo que necesitamos para desarrollar una cultura de paz. Y así como este autor, Paul Bloom, hay otros que plantean que el exceso de empatía puede ser causante de muchos problemas.
Estos autores han planteado críticas sobre su impacto, argumentando que, si no se gestiona adecuadamente, puede tener efectos negativos. Estas críticas no rechazan la empatía por completo, sino que señalan sus posibles limitaciones y riesgos en ciertos contextos.
Las razones por las que ellos consideran que la empatía podría ser perjudicial son:
Sesgo y parcialidad: la empatía puede centrarse en personas cercanas o similares a nosotros, lo que fomenta decisiones injustas hacia terceros. Por ejemplo, el autor que mencioné, Paul Bloom, psicólogo y autor del libro “contra la empatía”: Argumentos para una compasión racional, argumenta que la empatía puede llevar a favoritismos y a ignorar las necesidades de grupos más amplios. Porque “empatizo” con los que se parecen a mí o tienen los mismos intereses que yo, causando un sesgo en lo que es el punto central del dilema; fatiga empática: Bloom argumenta que exponerse constantemente al sufrimiento de otros puede generar agotamiento emocional, especialmente en profesiones como la medicina, el trabajo social o la mediación. Bloom también señala este riesgo, afirmando que depender exclusivamente de la empatía puede ser emocionalmente agotador e ineficaz para solucionar problemas estructurales; y, por último, falta de racionalidad en las decisiones: la empatía puede llevarnos a priorizar el sufrimiento inmediato de una persona sobre las soluciones posibles.
Yo, personalmente considero, que la empatía es necesaria para comprender a los demás. Obviamente sin permitir los excesos ni los sesgos que ya mencioné.
La empatía hacia los diferentes a mí, me permitirá entender que hay otras perspectivas, otras dimensiones, otros puntos de vista. Y no pretender que sólo yo soy el único que tiene la razón.
P.D. Gracias a quien me envió una pequeña nota en la que me dijo que se sintió ofendida por mí. Yo, que siempre trato de emplear la empatía y la justicia, cometí un error craso sin darme cuenta. Mis disculpas y mi total reconocimiento y respeto a su persona.