Llegué a las afueras de la escuela y bueno, ya saben, me encontré con una cola inmensa de autos. Me coloco en la fila y así a lo lejos veo, detecto al señor que vende papas, ¡mi reino por una papas del papero...! Mi primer impulso fue dejar la cola y correr por esas insanas pero deliciosas papas. Tragué saliva nada más de imaginarlas en mi boca, ¡lo juro! La cola iba avanzando para mi mala suerte muy rápido, algo que creo es inusual, y pensé ya estaba de Dios que no comiera papas con limón chile, valentina, maggy y cuanto irritante más…
Pasaron algunas horas y las papas seguían en mi mente, ¡las veía sin cerrar los ojos! A media tarde dije ahora y sí me las compro, pensé, ¿y por qué no? me contesté, hasta pensé en acompañarlas con una deliciosa coca cola.
Y la verdad es que últimamente he bajado mucho de peso y me quiero conservar así con este peso, luego entonces estoy tratando de comer lo más sano que puedo, ya saben frutas, verduras, proteína sin grasa, cero azúcar, cero carbohidratos, etcétera, etcétera. Y cuando estaba a punto de correr por unas papas, recordé todo el esfuerzo que estoy haciendo por portarme bien ¡snif! y no me las compré y creánme que todavía sigo salivando por ellas cuando las recuerdo… ¡Ay… por qué la vida es tan injusta! ¿Por qué no fui una de esas flacas que comen de todo y nada las engorda? ¿Qué habré hecho de malo en mi otra vida para tan grande castigo? ¡Esto es karmático! Bien dicen por ahí, lo que no mata te engorda.
Definitivamente comer bien, es decir sano, es lo más recomendable si no queremos al largo plazo enfermedades que se evitan así comiendo bien. Pero en serio, ¿todo lo rico no lo podemos comer? Se me viene a la mente las papas, los pasteles, pero en especial los de chocolate, los refrescos, el pan de dulce (me escurre la baba literal), las tortas cubanas, los hot dogs que ¡amo!
Saben qué, al gorro la dieta. Me cuido lo que puedo casi a diario, hago ejercicio, ¿por qué no darme un gusto? ¡Faltaba más! me armo de valor y pienso en ir corriendo por esas papas… Entonces recuerdo las lonjitas, la pancita y la espantosa y horrorosa celulitis, y me paro en seco, ¡pum… me las compro y me las como!
Pues si de eso se trata la vida… de disfrutar lo que nos brinda y si me puso las papas enfrente pues… ¿qué hago? Total me tomo un litro de agua más y al otro día agregaré una porción más de vegetales en mis comidas. Y así me despido del estrés que me da comer cosas prohibidas, me libero comiendo unas deliciosas papas del papero…
Hasta la próxima.