Porque nos cuesta tanto aceptar las cosas, aceptar los cambios, aceptar los fracasos o mejor dicho a aceptar que los círculos se cierran, que los ciclos terminan, nada es para siempre, y qué bueno! la vida es movimiento y éste nos hace avanzar…
Hace algunos años me despidieron de donde trabajaba y aunque yo ya iba sin ganas a realizar mi trabajo no tenía el valor de renunciar, iba en modo zombie, obvio no me sentía feliz estaba desconectada conmigo misma… y ahí me quedé… sentirme no muy feliz fue la primera señal enviada desde mi interior que las cosas no estaban muy bien. Pasaron algunos meses y zas que me dan la noticia de que ya no era requerida en esa empresa, segunda señal además súper mega clara. Mi primera reacción fue renegar de mi mala suerte y me culpé de un montón de cosas. Tuve malos pensamientos que no estaban haciendo otra cosa que enterrarme más. Y entonces no falta quien diga que te sacaron de la jugada porque no eres buena en lo que haces, cuando no es así! simplemente ese trabajo ya no me estaba haciendo crecer, y no porque yo haya sido poco profesional.
Entonces cambió mi pensamiento y agarro al toro por los cuernos y me digo basta de quejarte y de echarte culpas que no son tuyas y si la vida de está diciendo que aquí se acabó tu ciclo, acéptalo… Hago reflexión de todo lo que aprendí y de todo lo que me dejó de bueno trabajar ahí y agradezco.
Y lo que es la vida… En seguida se vino la oportunidad de realizar algo que yo tenía ganas de hacer desde hace años! y si la vida no me hubiera sacado de mi zona de confort, ahí me hubiera quedado “n” número de años y me hubiera quedado la mala experiencia de no haber realizado mi sueño, mi proyecto propio.
Realicé mi proyecto y no se quedó en un sueño sin realizar, hay que hacer todo lo que queramos antes de morir!
Cambiar de trabajo me hizo cambiar de energía y vinieron más cosas positivas a mi vida, conocí gente nueva y maravillosa y viví nuevas experiencias, en resumen crecí como ser humano.
Todo está en poner atención a lo que la vida nos va diciendo y no aferrarnos a quedarnos quietos, esto nos ayudará a comprender nuestra misión de vida, el lugar donde debemos estar y actuar en beneficio de los demás.
Nosotros no fallamos como seres humanos simplemente experimentamos cambios. La vida nos monta experiencias difíciles como un despido porque sólo así despertamos y recordamos que somos seres súper poderosos y que somos capaces de crear cosas maravillosas.
Así que para la próxima dificultad que tengan acuérdense de mí y de este refrán, que como todos los refrenes están llenos de sabiduría “no hay mal que por bien no venga”.
Hasta la próxima.