El diputado federal panista que forma parte de la llamada "sagrada familia" quiere ser alcalde de Cuernavaca, pero buscar reflectores con la tragedia como que suena excesivo.
Sobre todo porque en ningún otro percance hizo acto de presencia, no consoló a nadie que sufriera o intervino a favor de una causa verdaderamente social que fuera más allá de repartir pelotas de plástico y abrazos.
La firme creencia que tienen los políticos en que basta con convencer a un puñado de electores para conservar otros tres años los privilegios los obliga a adoptar conductas extremas, que el sentido común no recomienda.
Pero los que se sienten ofendidos con esas oportunistas apariciones somos una minoría del por sí reducido universo de votantes, que no hemos podido cambiar el sentido general del voto gracias a aquellos compatriotas que venden su sufragio por un plato de lentejas (o una despensa, o una pantalla plana, o una tarjeta soriana) lo que quizá haga necesario que dejemos de ser esa minoría y vayamos a votar el próximo siete de junio.
Su partido enseñó el cobre en los doce años que gobernó Morelos, por lo que dudo que gane, pero no estaría de más darle un mensaje en las urnas. Y no sólo a él, por supuesto.
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Hey
POBRES POLITIQUILLOS NO TIENEN VISIÓN DE LO QUE ES GOBERNAR UN PUEBLO,… Compartelo!