Conocimos al Ing. Olegario Corona Ocampo, productor arrocero, el 1 de diciembre del 2012. Durante un recorrido en su camioneta nos mostró las tierras de cultivo de su municipio. Recuerdo muy bien cuando me mostró a lo lejos el paisaje de la Sierra de Montenegro. -“Hay muchos árboles sabinos” , me dijo, y el cauce del agua viene del manantial de Las Fuentes.
Llegando a la arrocera nos mostró el nuevo empaque del arroz “India de Morelos”, cuya marca original estaba inspirado en los cultivos de flores de la región, “Flor de Morelos”.
Sin embargo, del año 1990 al 2001 se vieron en la necesidad de rentar el molino a una empresa de otro estado de la república, que tomó ventaja registrando la marca. Entonces se vieron en la necesidad de crear una nueva y nació así “India de Morelos” representada por una figura femenina. Obtuvieron la propiedad de la marca por parte del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) en el año 2011.
Don Olegario, en ese entonces presidente del Consejo de Administración del molino, se veía muy emocionado, ya que habían decidido mejorar su empaque, entusiasmados con la obtención meses atrás de la Denominación de Origen.
–“El cultivo del arroz genera 160 jornales por hectárea, que dura cinco meses y medio desde la plantación hasta la cosecha. Es de los cultivos donde más mano de obra se genera, así como en la industria en la comercialización que es donde se cierra la cadena productiva del arroz”- nos dijo.
El nuevo empaque del arroz era una bolsa amarilla muy colorida que en el centro tenía precisamente el paisaje de la Sierra de Montenegro y en letras doradas resaltaba la marca “India de Morelos”. En la sala de juntas, colgadas de la pared, se ven diversas fotografías antiguas que mostraban escenas del proceso del cultivo. Mientras nos describía cada una de las imágenes nos compartió la historia de la Arrocera Flor India, ubicada en Vía del Ferrocarril s/n. colonia Centro, en la cabecera municipal Emiliano Zapata.
En la década de los sesentas, el sacerdote Andrés A. Rentka, de origen polaco, llegó al municipio de Emiliano Zapata y al ver los cultivos de jitomate y presenciar la explotación de los campesinos tomó la iniciativa de crear una fábrica enlatadora, para ayudar al desarrollo de la comunidad. Sin embargo, el destino tenía otros planes y no fue el jitomate el beneficiado, sino el cultivo del arroz. En 1963 se creó la Arrocera San Vicente, que inició actividades con 34 productores arroceros cuando fungía como primer presidente del Consejo de Administración Arnulfo Catalán Cortés. En el año de 1997 se convierte en Arrocera Flor India S.P.R. de R.L., contando con 204 socios que se van heredando a sus familiares la posesión sobre las acciones de cada uno. El productor arrocero Gerardo Alonso Piedra, tesorero del Consejo de Administración, nos compartió que a los diez años de haber iniciado operaciones fueron a conseguir otro molino de arroz al Estado de Tabasco y veinte años después se compró la maquinaria con la que llegaron a laborar hasta el año 2017, cuando contaban con 150 hectáreas de cultivo de arroz. Ese año suspendieron actividades debido a que el molino enfrentó graves problemas para sostener la producción.
Cabe mencionar que el H. Ayuntamiento de Emiliano Zapata, en la búsqueda de sensibilizar a la población sobre la importancia del cultivo del arroz en el municipio, promovió con el apoyo de quien esto escribe y con el apoyo de la Universidad Tecnológica del Sur del Estado de Morelos en el año 2016 el Primer Festival Gastronómico del Arroz, y durante los días 19 y 20 de noviembre se llevó a cabo un acontecimiento inédito en todo el Estado de Morelos, ya que por primera vez en la historia reciente, una de las cuatro arroceras asentadas y activas en la entidad abrió sus puertas para recibir un evento gastronómico y cultural para el disfrute de la comunidad.
Se realizó un concurso de dibujo infantil para que los niños dibujaran el arroz de los campos del municipio de Emiliano Zapata, un concurso de cocina para rescatar las recetas familiares con arroz morelense y se montó una exposición en el interior del molino de arroz, con fotografías antiguas que narraban la historia de la Arrocera Flor India.